Bon día Mundo,💝
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Bonjour le Monde,...💝
Buenos días Mundo💝
Good Mornig World ... ...NUESTRO SEÑOR
JESUCRISTO VIENE PRONTO PREPARATE
¿Ser salvos realmente significa recibir la salvación completa?
Con respecto a la salvación, muchos hermanos y hermanas afirman con
seguridad: “La Biblia dice: ‘Que si confesares con tu boca al Señor Jesús, y
creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque
con el corazón se cree para justicia; mas con la boca se hace confesión para
salud’ (Romanos 10:9-10). Hemos recibido la salvación en la cruz del Señor
Jesús, y si sólo creemos en nuestros corazones y confesamos nuestros pecados
con nuestras bocas, seremos perdonados; ya somos salvos, por lo tanto, tenemos
la salvación completa y cuando el Señor venga, definitivamente entraremos en el
reino de los cielos”. ¿Es este punto de vista nuestro realmente correcto?
¿Tener nuestros pecados perdonados y ser salvos realmente significa que tenemos
la salvación completa? Realmente necesitamos comunicar este problema con
claridad, porque está directamente relacionado con nuestra entrada al reino de
los cielos, es un asunto muy importante.
En primer lugar, debemos reconocer el hecho de que hemos recibido
innegablemente la redención del Señor Jesús; sin embargo, ¿nuestra naturaleza
pecaminosa ha sido resuelta? ¿El hecho de que Dios perdone nuestros pecados
significa que ahora estamos purificados? En cuanto a nosotros, si nos echamos
un vistazo a nosotros mismos y a la manera como la mayoría de nuestros hermanos
y hermanas que nos rodean viven sus vidas, veremos que la gran mayoría de
nosotros seguimos los caminos del mundo; cuando tenemos un problema, carecemos
de tolerancia y paciencia, y somos incapaces de poner en práctica las palabras
del Señor. Vivimos nuestras antiguas vidas pecando en el día y confesando en la
noche. ¿Podríamos aquellos de nosotros que pecamos con tanta frecuencia
realmente ser completamente salvos? ¿Entraremos realmente en el reino de los
cielos en el futuro? En la Biblia se ha registrado que: “Jesús les respondió: De
cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, es siervo de pecado.
Y el siervo no queda en casa para siempre: el hijo queda para siempre”
(Juan 8:34-35). “Pues que yo soy Jehová vuestro Dios, vosotros por tanto os
santificaréis, y seréis santos, porque yo soy santo”
(Levítico 11:44). “[...] y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor”
(Hebreos 12:14). A partir de estos versículos, vemos que Dios es santo, que Su
reino es santo y que Él no permitirá que personas impuras entren en Su reino. A
pesar de que nuestros pecados sean perdonados, nuestra naturaleza pecaminosa
todavía está dentro de nosotros y no estamos libres de la esclavitud del pecado.
Vivimos dentro de un círculo vicioso de pecados y confesiones y no estamos
purificados en absoluto. Pecar con frecuencia nos hace siervos del pecado.
¿Cómo podría un siervo del pecado entrar en el reino de
Dios? Por lo tanto, el argumento de que perdonar
nuestros pecados significa alcanzar la salvación completa y entrar en el reino
de los cielos no se sostiene.
¿Qué significa “ser salvo” aquí? Todos sabemos que bajo la Era de
la Ley, Dios emitió la ley y los mandamientos a través de Moisés para guiar a
los israelitas en su vida en la tierra. En aquellos días, los israelitas sólo
tenían que cumplir la ley y los mandamientos y no serían condenados. Cualquier
infractor tenía que ofrecer un sacrificio para expiar su pecado, o sería
castigado. Por lo tanto, la gente de esos días acató escrupulosamente la ley y
nadie se atrevió a violarla. Hacia el final de la Era de la Ley, las personas
pecaron cada vez más a medida que su corrupción por parte de Satanás se hizo
cada vez más profunda. Ya no había suficientes sacrificios para expiar sus
pecados y todos corrían el riesgo de ser ejecutados de acuerdo con la ley. Dios
no podía soportar el hecho de ver a las personas que había creado siendo tan
devoradas por Satanás, así que Dios se hizo carne y vino a la tierra para
actuar como ofrenda por el pecado del hombre al ser clavado en la cruz, y
rescatar así al hombre de vivir bajo la ley. Desde entonces, si solo creemos en
el Señor Jesús, nuestros pecados pueden ser perdonados. Ya no sufrimos condena
por no respetar la ley; es decir, somos salvos por la redención del Señor. Está
claro entonces que “ser salvos” es que nosotros creamos en el Señor Jesús,
siendo perdonados por nuestros pecados al arrepentirnos ante el Señor, y ya no
estar sujetos a ser ejecutados por la ley. No solo eso, sino que también
significa poder disfrutar de la paz, la alegría y la gracia abundante que nos
concede el Señor Jesús. Esto es a lo que nos referimos comúnmente como el
verdadero significado de “ser salvos” por la fe.
Leamos juntos un par de pasajes: “Un pecador como alguno de
vosotros, que acaba de ser redimido y que no ha sido cambiado o perfeccionado
por Dios, ¿puedes ser conforme al corazón de Dios? Para ti, que aún eres del
viejo ser, es cierto que Jesús te salvó y que no perteneces al pecado gracias a
la salvación de Dios, pero esto no demuestra que no seas pecador ni impuro.
¿Cómo puedes ser santo si no has sido cambiado? En tu interior, estás cercado
por la impureza, egoísta y miserable, pero sigues deseando descender con Jesús;
¡tendrías que tener tanta suerte! Te has saltado un paso en tu creencia en
Dios: simplemente has sido redimido, pero no has sido cambiado. Para que seas
conforme al corazón de Dios, Él debe realizar personalmente la obra de
cambiarte y purificarte; si sólo eres redimido, serás incapaz de alcanzar la
santidad. De esta forma no serás apto para participar en las buenas bendiciones
de Dios, porque te has saltado un paso en la obra de Dios de gestionar al
hombre, que es el paso clave del cambio y el perfeccionamiento. Y así, tú, un
pecador que acaba de ser redimido, no puedes heredar directamente la herencia
de Dios”.
“Los pecados del hombre fueron perdonados a través del Dios
encarnado, pero eso no significa que el hombre no tenga pecado en él. Los
pecados del hombre podían ser perdonados por medio de una ofrenda por el
pecado, pero el hombre ha sido incapaz de resolver el problema de cómo no pecar
más y cómo poder desechar completamente su naturaleza pecaminosa y ser
transformado. Los pecados del hombre fueron perdonados gracias a la obra de la
crucifixión de Dios, pero el hombre siguió viviendo en el viejo carácter
satánico y corrupto. Así pues, el hombre debe ser completamente salvo de este
carácter satánico corrupto para que la naturaleza pecadora del hombre sea del
todo desechada y no se desarrolle más, permitiendo así que el carácter del
hombre cambie”.
A partir de estos dos pasajes, podemos ver que de hecho somos
salvos por la obra redentora del Señor Jesús, pero esta salvación sólo
significa que nuestros pecados son perdonados. No significa que estamos libres
de la esclavitud y del control del pecado. Puesto que nuestra naturaleza
pecaminosa todavía existe, a menudo vamos en contra de las enseñanzas del Señor
y seguimos los deseos de la carne y cometemos pecados. Es tal como Pablo dijo
una vez: “Y yo sé que en mí (es á saber, en mi carne) no mora el bien: porque
tengo el querer, mas efectuar el bien no lo alcanzo. Porque no hago el bien que
quiero; mas el mal que no quiero, éste hago. Y si hago lo que no quiero, ya no
obro yo, sino el mal que mora en mí” (Romanos 7:18-20). Las palabras de Pablo
transmiten la voz interior de cada hermano y hermana. A menudo estamos
dominados por el pecado, manifestando todo tipo de caracteres satánicos y
corruptos. Por ejemplo, el Señor nos exige que seamos personas honestas, pero a
menudo mentimos, engañamos y hacemos trampa para nuestro propio beneficio. En
nuestros tratos interpersonales, conspiramos unos contra otros por nuestro
beneficio personal. Cuando sufrimos a través de pruebas, seguimos
malinterpretando y culpando a Dios, e incluso nos distanciamos de Él o lo
traicionamos. Cuando la obra de Dios no se ajusta a nuestras nociones, juzgamos
y condenamos a Dios a nuestra voluntad. Seguimos a Dios, pero al mismo tiempo
seguimos y adoramos al hombre... Es difícil liberarnos de este círculo vicioso
de pecar y luego confesar. Nunca podremos librarnos de la esclavitud del pecado
ni podremos someternos absolutamente a Dios y ser compatibles
con Él. ¿Cómo puede esto llamarse salvación completa?
¿Todavía tenemos la esperanza de alcanzar la salvación completa y
entrar en el reino de Dios? En realidad, hay algunos versículos en la Biblia
que ya nos han revelado esto. Veamos. Está registrado en la Biblia que: “Aun
tengo muchas cosas que deciros, mas ahora no las podéis llevar. Pero cuando
viniere aquel Espíritu de verdad, él os guiará á toda verdad; porque no hablará
de sí mismo, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que
han de venir” (Juan 16:12-13). “El que me desecha, y no recibe mis palabras, tiene quien le
juzgue: la palabra que he hablado, ella le juzgará en el día postrero”
(Juan 12:48). “Para nosotros que somos guardados en la virtud de Dios por fe,
para alcanzar la salud que está aparejada para ser manifestada en el postrimero
tiempo” (1 Pedro 1:5). “he aquí, el juez está delante de la puerta” (Santiago
5:9). Podemos ver en estos versículos que el Señor Jesús vendrá nuevamente en
los últimos días y expresará la verdad, haciendo una etapa de obra para juzgar
y purificar a la humanidad, salvándonos completamente del pecado,
permitiéndonos escapar de la esclavitud del pecado, y haciéndonos finalmente
compatibles con Dios. Nos convertiremos en personas que temen a Dios y se someten
a Él. El logro de tal resultado debe alcanzarse por la obra de juicio de Dios
en los últimos días. Solo a través del juicio y la revelación de la palabra de Dios podemos
entender la verdad de nuestra corrupción por parte de Satanás, así como
nuestras naturalezas y esencias; sólo entonces podremos entender la justicia,
la majestad y el carácter inviolable de Dios. Solo entonces podremos tener un
verdadero remordimiento y arrepentimiento, y la resolución de despreciar a la
carne y abandonar a Satanás. Entonces podremos desarrollar un corazón temeroso
de Dios; podremos romper completamente con la influencia maligna de Satanás,
volvernos completamente a Dios y ser ganados por Él. A medida que nuestra
comprensión de la verdad se profundiza, nos someteremos más y más a Dios y cada
vez practicaremos más la verdad. De esta manera, antes de que nos demos cuenta,
desecharemos completamente el pecado y seremos purificados. Solo entonces
podremos alcanzar la salvación completa y entrar en el reino de Dios. Está
claro que sólo cuando aceptemos el juicio y el castigo de las palabras de Dios
en los últimos días podremos entender la verdad, conocer a Dios, liberarnos completamente
de la influencia de Satanás y deshacernos de su carácter corrupto. Entonces
podremos vivir por la verdad y por la palabra de Dios; este es el verdadero
significado de la salvación completa. Esto requiere que oremos más con respecto
a dar la bienvenida al regreso del Señor, buscarlo con humildad y escuchar
atentamente “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice á las iglesias”
(Apocalipsis 2:7). Solo entonces podremos dar la bienvenida a la aparición de
Dios, experimentar la obra de juicio de Dios en los últimos días, ser
purificados y ser completamente salvos. Gracias al Señor, ¡que la salvación del
Señor en los últimos días nos llegue pronto!
Prepara te o Israel para encontrar con
el Señor nuestro Dios. O rey está regresando, el viene a buscarnos Amén.
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